Joven investigador IMII recomienda estimular inoculación contra Covid-19 de niños y adolescentes

El académico de la UNAB explica que son vectores de contagio relevantes.

El microbiólogo destaca los resultados de estudio del que fue codirector científico y que caracterizó la respuesta inmune que induce CoronaVac en la población pediátrica. Se demostró que es una vacuna segura y con capacidad de generar anticuerpos neutralizantes en este grupo.

La tasa de vacunación contra el SARS-CoV-2 -virus causante del Covid-19- en niños y adolescentes, con menos de mil inoculados por día -según los últimos reportes del Ministerio de Salud-, se encuentra baja en el país y esto es preocupante porque ellos, si bien en su mayoría no se enferman gravemente, son vectores de contagio, afirma el doctor en ciencias biológicas Jorge Soto Ramírez, investigador del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia (IMII).

El académico de la Universidad Andrés Bello fue el codirector científico de un estudio que caracterizó las respuestas inmunes provocadas en participantes de entre 3 y 17 años de edad a quienes se aplicó dos dosis de CoronaVac, la vacuna de Sinovac, en un ensayo de fase 3 en Chile. En el estudio, también participaron otros investigadores del IMII, incluyendo a su director, el doctor Alexis Kalergis. Los resultados de dicho trabajo fueron expuestos en el artículo “Inmunidad específica ante variante del SARS-CoV-2 inducida por vacuna inactivada en niños”, publicado hace unas semanas por la revista mBio, de la Sociedad Americana de Microbiología (ver acá).

En las pruebas, se determinó que “CoronaVac tiene un buen perfil de seguridad en niños y adolescentes en Chile”, así como el hecho de que dos dosis de dicha vacuna, administradas en un intervalo de cuatro semanas, “estimulan la inducción de anticuerpos totales y neutralizantes en participantes de 3 a 17 años de edad cuatro semanas después de la segunda dosis”. Los resultados también sugieren que CoronaVac promueve respuestas de linfocitos CD4, un tipo de glóbulo blanco, contra el SARS-CoV-2, que pueden ser protectores contra la infección y/o la enfermedad grave.

Población pediátrica

A raíz de la reciente publicación, el doctor Soto Ramírez se refiere a las cifras de vacunación contra el SARs-CoV-2 en niños y adolescentes de Chile. Mientras en la población total objetivo, correspondiente a 18.972.800 personas, la cuarta dosis de la vacuna ha sido administrada a 11.739.085 según cifras del Ministerio de Salud al 26 de enero, en el grupo de los 3 a los 17 años de edad, donde la población objetivo alcanza a 3.771.960 personas, los vacunados con la cuarta dosis son 744.901 (al 26 de enero).

Asimismo, las cifras diarias de vacunación alcanzan niveles que, para el investigador del IMII, aún son reducidos. Por ejemplo, el 26 de enero, se vacunó a 1.379 niños y adolescentes en todo el país; el 5 de enero, fueron 989 los inoculados de este grupo, y el 3 de enero, 546. “Son cifras bajas. Creo que hay un cambio en la visión de la población sobre la necesidad de la vacuna; las personas están más relajadas al respecto y le perdieron miedo a lo que puede generar este coronavirus, lo que va relacionado con el levantamiento de las medidas de restricción. Primero se vacunaron pues entendieron que la gente se moría debido al Covid-19; después, porque era requisito para salir o acceder a ciertos lugares; pero algo está pasando que se ha generado una baja en las cifras de vacunación”, dice el genetista molecular y microbiólogo.

“La difusión que se hace hoy para promover la vacunación es mucho más limitada que hace un año. Antes se informaba profusamente sobre los casos, las tasas y los sitios de vacunación, pero ahora no se ve la misma intensidad y frecuencia”, sostiene. “Y eso agrega- ha tenido un impacto en cuanto a que son más las personas que piensan que vacunarse no es tan importante, sobre todo si ya se enfermaron y no les pasó algo grave”.

“De modo que, al no haber adultos concientizados, los niños tampoco se vacunan, porque lo que pasa con ellos es consecuencia de lo que los padres piensan. Hay que reforzar la comunicación, hacer una campaña más intensiva y presente en todas las plataformas posibles, para que aumentemos la tasa de vacunación”, expone el investigador, quien concentra actualmente su trabajo investigativo en el lupus, con el objeto de hallar nuevos blancos terapéuticos para esta enfermedad autoinmune.

Cabe consignar que el Ministerio de Salud amplió, a partir del lunes 16 de este mes, la administración de la vacuna bivalente contra el SARS-CoV-2 a los mayores de 50 años, las personas con discapacidad severa y profunda, el personal de educación y el de transportes, los miembros de las Fuerzas Armadas y otros grupos críticos. Para estimular la inoculación, está llevando una campaña de difusión. Todo esto, como indicó la cartera sanitaria, “en el contexto de la aparición de nuevas variantes y subvariantes de preocupación en el Covid-19”.

“Infectan al círculo cercano”

“Está entonces -prosigue el doctor Soto Ramírez- el rol del Estado, que debe informar para la toma de conciencia y la decisión de ser vacunado, pero también están los patrones de conducta de las personas. Muchos han perdido el miedo, pero no están tomando en cuenta que uno coexiste con personas que pueden ser mucho más susceptibles, no solo en nuestras casas. Alguien con 55 o 60 años, que trabaja con uno, podría enfermar más gravemente, pero no se está sopesando eso al haber una pérdida de conciencia colectiva”.

¿Por qué es particularmente importante que los niños y adolescentes sean vacunados?

“Porque ellos son vectores de contagio, son personas que pueden contagiarse y probablemente generar un cuadro que no requiere de hospitalización, al ser capaces de defenderse ante el virus, pero que sí van a hacer enfermar a sus padres o abuelos, su círculo cercano. En definitiva, tener a niños vacunados significa tener personas que van a estar en una relación protectora mucho más segura para ellos y sus seres queridos”.

El científico añade que “la dinámica en que los niños se desenvuelven es diferente a la de los adultos, pues se tiran al suelo, toman cosas de ahí, se ponen objetos en la boca, es decir, hay un descuido y eso los hace más fácilmente vectores perfectos para transmitir infecciones”.

Resultados del Estudio

Respecto del estudio divulgado en el artículo en la revista mBio, los autores escribieron que se hizo considerando que los trabajos que pusieron a prueba la inmunogenicidad y la seguridad de vacunas como las de Sinovac, Pfizer y Moderna, “carecen de una caracterización de las respuestas inmunitarias celulares provocadas en niños y adolescentes tras la inmunización y de la capacidad neutralizante de los anticuerpos frente a las variantes preocupantes del SARS-CoV-2”.

El estudio “se generó durante un periodo epidemiológico con una alta presencia de la variante Delta del SARS-CoV-2 y un bajo número de casos causados por la variante Ómicron”. Para él, se reclutó a 963 participantes entre el 10 de septiembre y el 31 de diciembre de 2021. De ellos, 482 son varones (51,1%). La edad media fue de 6,35 años. El análisis incluyó a niños y adolescentes de 3 a 17 años de edad que fueron inoculados con dos dosis de CoronaVac en un intervalo de cuatro semanas (esquema de 0 a 28 días).

En el artículo, se indica que “dos dosis de CoronaVac aumentan los títulos de anticuerpos con capacidad neutralizante en niños y adolescentes”. Según explicaron los autores, se detectó “una capacidad neutralizante significativa mediante una prueba de neutralización del virus sustituto (sVNT) en plasma en ambos grupos de edad (3-11 y 12-17) cuatro semanas después de la segunda dosis”, lo que coincide con informes anteriores en cohortes de adultos. Además, la seropositividad alcanzó el 96% para el grupo de edad de 3 a 11 años y el 94,5% para el grupo de edad de 12 a 17 años. “Sin embargo, se encontró un 100% de seropositividad para las muestras analizadas por sVNT cuatro semanas después de la segunda dosis en ambos grupos”, se precisa.

“Prácticamente en todos los voluntarios se indujo una muy buena secreción de anticuerpos y estos tienen, además, la capacidad de neutralizar muy bien al menos a la cepa ancestral, la primera que llegó del SARs-CoV-2”, explica Jorge Soto Ramírez.

El grupo también evaluó la neutralización frente a las variantes Delta y Ómicron en comparación con la cepa ancestral; frente a aquellas, encontró una menor capacidad de neutralización de anticuerpos. “Mientras que observamos una alta seropositividad frente a la cepa ancestral (100%), se encontró una menor seropositividad frente a Ómicron (45,5%)”, se expone en el artículo. Y recomendaron: “Puede ser necesaria una dosis de refuerzo de CoronaVac para aumentar la neutralización vírica de las variantes circulantes de SARS-CoV-2 en niños y adolescentes”.

“CoronaVac funciona muy bien contra la variante ancestral, pero ante Ómicron baja mucho la capacidad de neutralización de anticuerpos. Es decir, disminuye la capacidad de los anticuerpos de reconocer a la proteína viral; al reducirse esta seropositividad, el virus tiene más chances de generar un cuadro infeccioso pues no se neutralizará la entrada del virus a la célula”, explica el doctor Soto.

Otro resultado central es que la vacuna de Sinovac “induce una activación robusta y una población de memoria de células T CD4+ en niños y adolescentes”. Los científicos que participaron del estudio también analizaron las respuestas inmunitarias celulares tras la aplicación de dos dosis en población pediátrica. “En comparación con las muestras de referencia, observamos un aumento significativo de la activación de células T CD4+ (linfocitos CD4) cuatro semanas después de la segunda dosis de CoronaVac…”, se expone en el artículo.

Jorge Soto destaca que “el resultado más inesperado es que se observa un incremento significativo, así como una estabilidad en dicho aumento, en el nivel de los linfocitos CD4 en los niños y adolescentes, sobre todo en aquellos que van de los 3 a los 5 años. Muchos solo consideran la generación de anticuerpos como un resultado exitoso de una vacuna, pero una vez que el virus ingresa a la célula, cobra relevancia el que haya células capaces de eliminarlo, y los linfocitos CD4 son fundamentales para ese proceso”.

En otro aspecto, el científico resalta que el estudio probó que CoronaVac “es altamente segura para los niños. No se reportaron cardiopatías relacionadas con la inoculación, como ha sucedido con otras. Y, en general, los efectos adversos son mínimos, limitándose a pocos casos de prurito o dolor, por ejemplo”. Por ejemplo, en los 30 minutos posteriores a la vacunación, el 3,8% y el 1,7% de los sujetos del grupo de 3 a 11 años notificaron dolor local tras la primera y la segunda dosis, respectivamente, y el 2,2% y el 8,2% en el grupo de edad de 12 a 17 años.