“Innovación cuando una nueva tecnología logra llegar a la sociedad”

Chile vive en la actualidad un auge en proyectos de investigación científica, tras décadas de esfuerzos en que no se lograba permear a la sociedad con los resultados de las investigaciones, ni se contaba con estrategias claras para atraer inversionistas dispuestos a financiar el desarrollo de nuevas tecnologías.

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En este contexto, el Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia IMII, abre un espacio en nuestro país para “inmunoinversión” cuyo objetivo es conectar a empresarios, inversionistas e innovadores con raíz en la inmunología para generar en conjunto nuevas oportunidades de negocios tecnológicos. El IMII es una iniciativa científica colaborativa que agrupa a investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de Chile y la Universidad Andrés Bello.

La inmunoterapia apunta al desarrollo de terapias basadas en el propio sistema inmune para curar o prevenir enfermedades y se traduce en el desarrollo de vacunas y terapias contra el cáncer, virus sincicial, lupus y artritis reumatoide, entre otros. Algunas de ellas, a la espera de impactar a la sociedad, a partir de inversiones desde ámbito privado.

La necesidad de estrechar lazos

Con el objetivo de dar a conocer las capacidades científicas y tecnológicas desarrolladas por investigadores asociados al IMII, así como las oportunidades de negocios que presentan las tecnologías en biomedicina con base en el sistema inmune, se convocó a científicos y posibles inversores a un panel-discusión en el evento Inmunoinversión 1.0.

La jornada contó con la participación de la Subsecretaria de Economía, Katia Trusic; los vicerrectores de investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Chile y Universidad Andrés Bello, y empresarios y especialistas en transferencia tecnológica. La actividad y mesa de discusión, contó con la presencia del director y subdirector del IMII, Dr. Alexis Kalergis y Dr. Flavio Salazar, respectivamente; Hipólito Escalona, Managing Director Consulting Genesis Partners y Ester Sáez, Directora de la Corporación Farmacéutica Recalcine.

Según el Dr. Alexis Kalergis, Director del IMII, el gobierno ha dado pasos importantes para incrementar la inversión en tecnología mediante una ley de incentivos tributarios a la inversión en investigación, además de asumir una parte importante del riesgo que involucra investigar y desarrollar nuevas tecnologías. Sin embargo, expresa que “el nivel de inversión en investigación por parte del sector público aún es muy bajo (0,4% del PIB), pese a lo cual se logra producir una tasa alta de resultados medido en publicaciones científicas y en patentes de invención”.

Esta postura es compartida por el Dr. Flavio Salazar, Vicerrector de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile y Subdirector del IMII, quien asegura que hoy día existe una mayor valoración de la investigación, pero es necesario generar una política institucional que logre aunar a los científicos, universidades, inversionistas y al estado. “Hoy día somos testigo de casos específicos que se generan por iniciativas personales con mucho esfuerzo por parte de los investigadores y mucho riesgo de inversionistas, pero lo que queremos es sistematizar esto”, agregó.

En general, los panelistas coincidieron en que en Chile el capital humano dedicado a la investigación es de alta calidad, pero que muchas veces no se logra enviar el mensaje correcto a eventuales inversionistas ni a la sociedad en su conjunto sobre la importancia de impulsar el desarrollo tecnológico, especialmente en el campo de la biotecnología.

La Universidad de Chile en su mejor momento

Para Javier Ramírez, de la Dirección de Innovación de la Universidad de Chile, esta universidad está en el mejor momento de su historia en relación al desarrollo de la innovación. Sin embargo, “nosotros hablamos de innovación cuando una nueva tecnología logra llegar a la sociedad”, según explica. Recalca que este auge obedece expresamente “a una clara voluntad política que proviene de la rectoría y vice rectoría de la universidad, lo que se traduce en que de 1 contrato de licencia -que es el mecanismo a través del cual se genera una transferencia tecnológica- efectuado en toda la historia de la universidad, se ha pasado a 10 en los últimos 6 meses. Y del año pasado, de 5 solicitudes de patente, este año vamos a terminar probablemente con 18”.

Varinka Farren, Jefa de la Unidad de Negocios de la Universidad de Chile, también atribuye al delineamiento político de la universidad el auge que están viviendo en relación al desarrollo tecnológico, al pretender en una nueva etapa llevarlos al mercado. Varinka apunta a la necesidad de aliarse con otros países de la región para fortalecerse mutuamente, ya que “nuestro país es un mercado chiquitito y necesitamos llevar adelante tecnologías que tengan un impacto global”. Al referirse a un caso de éxito concreto respaldado por la Universidad de Chile, nombra al de las nanopartículas de cobre, las que pueden ser usadas desde pinturas en los hospitales hasta en virutillas, tal como hoy lo hace la empresa Virutex.

En busca de estrategias para atraer a los Inversionistas

Stephan Jarpa, Vicepresidente de Asembio, la Asociación de Empresas de Biotecnología, apunta a que el concepto de inmunoinversión es un tremendo aporte para el desarrollo de la biotecnología en Chile. “Vemos con muy buenos ojos que el mundo de los inversionistas se interese en el desarrollo de la salud, temas sanitarios y alimentos funcionales, como un impulso al campo de la biotecnología”.

Explica que hoy día Asembio es una institución gremial que agrupa a más de 75 empresas de biotecnología desde inversionistas pequeños a grandes empresas. “El futuro lo veo muy auspicioso; veo a universidades privadas como la Andrés Bello, Adolfo Ibáñez y Universidad del Desarrollo, así como a la Universidad Católica, Universidad de Chile y Universidad de Santiago, realizando grandes esfuerzos para desarrollar biotecnología. Muchas de ellas se han acercado a Asembio para ver cómo se está desarrollando este modelo de hacer negocios biotecnológicos”, indicó.

Por su parte, Ester Sáez, Directora Global de Consumo Masivo & Health & Wellness de Recalcine, agregó que necesariamente para invertir como compañía en un proyecto de innovación, éste debe contar con dos requisitos ineludibles: un análisis de la oportunidad de negocio con indicadores financieros o de mercado, y la escalabilidad del proyecto, esto es, saber si la oportunidad de generar negocio es solo para Chile, Latinoamérica, Centroamérica o Europa.

En relación a su mirada sobre la inversión en biotecnología, apuesta a que son los jóvenes quienes se empoderan con el desarrollo de esta tecnología, por lo que veo hoy en la universidad, cómo los estudiantes de química, bioquímica o farmacéutica, tienen mucho más contacto con el mundo y quieren generar impacto con sus ideas”.

Finalmente, Hipólito Escalona, Managing Director Consulting Genesis Partners, cree que la investigación y desarrollo que se hace en Chile es de clase mundial, pero que a veces los buenos proyectos carecen de competencias para poder conquistar el interés de un potencial fondo de inversión”. Apunta a “la adquisición de competencias o habilidades blandas para poder mostrarle al mercado lo que se está desarrollando, su potencial y avance concreto”. A su juicio, “lo que falta es potenciar las oficinas de transferencia de licenciamiento como entes traductores de la investigación aplicada que se hace en las universidades, hacia los potenciales inversionistas que pueden dar dinero para generar un negocio de base tecnológica. Por lo tanto, las oficinas de transferencia son el eje de todo este engranaje. Si ellas no hacen bien la pega, nunca vamos a conocer a los investigadores que hoy día conocemos”, puntualizó Escalona.

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