Revista «Nature» destaca a Chile como país con «futuro brillante»

Científicos chilenos comentan la editorial del destacado semanario británico.

A mediados de diciembre la revista «Nature» publicó en su sección de destacados un artículo llamado: «Futuro brillante. La oportunidad de Chile de abrazar la ciencia. El país destaca en la observación de estrellas, pero debe aumentar su experiencia para encontrar un nicho en el mundo globalizado».

¿A qué se refiere? El semanario británico, en una especie de editorial, advierte sobre la falta de recursos, el poco interés de las empresas para invertir en ciencias y la falta de pensamiento empresarial de los investigadores chilenos. Pero no todo es tan malo. Además, destaca el incremento de matrículas en carreras científicas y enumera algunos ejemplos exitosos en que ha funcionado la investigación como herramienta para el crecimiento económico.

Astronomía de frontera. «Hacemos ciencia de frontera porque tenemos instrumentos de frontera que han sido traídos principalmente por Estados Unidos y Europa. Los astrónomos chilenos tenemos acceso a un 10 por ciento de las observaciones que se realizan en los telescopios. El Estado chileno casi no invierte en ciencia. Si no tuviéramos estas inversiones de miles de millones de dólares de los extranjeros, no podríamos haber aprovechado el conocimiento», dice Guido Garay, astrónomo y Premio Nacional de Ciencias Exactas 2017, quien además es el subdirector del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).

Pensar como emprendedores. «Las universidades de Estados Unidos, por ejemplo, son muy distintas a las chilenas. Allá uno genera conocimiento y la universidad inmediatamente ve si eso tiene algún potencial de transferirlo a la sociedad. Si juntáramos todas las compañías que ha producido el MIT tendríamos un nuevo país. No tenemos una tradición de patententamiento», advierte Patricio Manque, vicerrector de Investigación de la Universidad Mayor.

Las patentes no tienen ventas. «La real métrica del patentamiento es ver cuántas de ellas se licencian, es decir, se arriendan a una empresa. La gente patenta pero nadie se interesa en los descubrimientos. No sacamos nada con tener una tienda llena de productos sin vender ninguno. Estamos produciendo un conocimiento, que es muy importante, pero al empresariado no le interesa. La tarea es buscar las formas para lograr que se interesen», dice Manque.

Quien tuvo éxito con una patente fue Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, quien desarrolló la vacuna contra el virus sincicial. «Concuerdo con Nature en que hay que incentivar el patentamiento. Pero una baja inversión del Estado en ciencias no puede promoverlo. Patentar es caro porque no solo hay que proteger el conocimiento en Chile, sino que en Estados Unidos y en la Comunidad Europea, que es donde están los países que hacen ciencia», detalla el académico de la PUC.

Materias primas no trabajadas. «Tuvimos una gran oportunidad con el salitre y desapareció. Ahora está el cobre y el país no ha sido capaz de transformar esos recursos en tecnología. Tenemos una oportunidad con el litio y también se están haciendo excelentes proyectos de energía solar. Necesitamos formar el capital humano que pueda transformar esa materia prima en aplicaciones», advierte Claudio Martínez, vicerrector de Investigación, Desarrollo e Investigación de la Universidad de Santiago.

Transformar la ciencia en industria. «La madre del cordero para que triunfe la ciencia está en la industria privada. Un buen ejemplo es lo que sucedió con el salmón. Había problemas en una industria con potencial económico, que finalmente decidió vincular a los científicos para que crearan vacunas y mejoraran su producto», afirma Manque.

Ciencia y pensamiento crítico. «Entre líneas, uno puede leer que los editores de Nature saben que el problema va más allá de la fusión entre tecnologías locales y las empresas. Lo fundamental es generar ciudadanos con pensamiento crítico, que resuelvan problemas. Al invertir en ciencias, tanto el Estado como el sector privado, vamos tener personas que trabajan, piensan y solucionan problemas», concluye Claudio Hetz, director alterno del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica.

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