Eliminar células del sistema inmune ayudaría a prevenir y curar la hipertensión

El doctor Luis Michea se encamina a desarrollar un blanco molecular o un fármaco para modular la hipertensión, “el cual pensamos que podría ser preventivo y curativo, lo que es altamente relevante pues hasta el momento no hay cura para esta enfermedad”.

Un nuevo método para prevenir e incluso curar la hipertensión, se está investigando en Chile. Los estudios, dirigidos por el doctor Luis Michea, del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, determinaron que un tipo de células del sistema inmune, son responsables del alza en la presión arterial,  y que por tanto, lograr apagar su función podría combatir esta enfermedad que afecta a un 30% de la población chilena adulta.

“Nos interesa conocer el papel del sistema inmune en el desarrollo de la hipertensión y el daño que ésta genera en los tejidos blancos: riñón, cerebro y corazón. En ese contexto, hemos descubierto que las células dendríticas, encargadas de controlar la respuesta inmune adaptativa e innata, son necesarias para producir el alza en la presión arterial”, explica Michea. Explorando este camino, el científico se encamina a desarrollar un blanco molecular o un fármaco para modular la hipertensión, “el cual pensamos que podría ser preventivo y  curativo, lo que es altamente relevante pues hasta el momento no hay cura para esta enfermedad”, comenta. Dichos beneficios, explica Michea, también esperan surtir efectos en la protección del sistema cardiovascular y riñón, evitando que se dañen y ocasionen graves consecuencias en los pacientes.

Resultados exitosos

Estos avances,  realizados por los estudiantes de doctorado Daniel Hevia y Patricio Araos, se han realizado en animales de experimentación, observando resultados exitosos. La estrategia consistió en entregar estímulos para generar un aumento de la presión, basados en una dieta rica en sal y el suministro de una hormona. Y al mismo tiempo, se quitaron  o apagaron las células dendríticas.

En un comienzo,  Michea pensó que este operativo sólo iba a influir en disminuir la inflamación. Sin embargo, tras realizar el proceso se comprobó que no “había presión alta y que además se prevenía totalmente su desarrollo, independiente de estos factores externos entregados a los animales”. El científico y cardiólogo, descubrió además que al insertar células dendríticas en un animal sano, también se generaba hipertensión, hecho que permita fortalecer su hipótesis.

Hallazgo asombroso

Michea se topó con otro descubrimiento que no esperaba. Esto es, que al quitar las células dendríticas, también se disminuían e incluso revertían otros daños en los animales, como la hipertrofia cardíaca. Esta condición, se caracteriza por un aumento en el tamaño del corazón y pérdida de su funcionalidad, enfermedad de difícil tratamiento y grave pronóstico. “No obstante, con esta estrategia los ratones normalizaron el tamaño de este órgano, lo cual fue asombroso. Nosotros esperábamos que la inflamación cayera solamente, pero no que sanara la hipertrofia”.

Análisis genético y próximos pasos

Los experimentos actuales intentan comprender qué cambios y mecanismos operan en estas células. En este contexto, el siguiente paso busca analizar aspectos genéticos. “Queremos conocer qué programas o fenotipos de genes activan, y que son capaces de generar hipertensión. Creemos que éstos, no son los genes normales o pro inflamatorios ya conocidos, sino otro grupo”, señala el científico de IMII.

Al respecto, reconoce que el equipo está entusiasmado y que ya lograron purificar las células. Luego, deben chequear la cantidad de material genético a la espera de realizar una secuenciación, labor que desarrollarán en conjunto con la empresa Omix y la Universidad Mayor.

El equipo del IMII también espera desarrollar futuros estudios clínicos. Para ello, ya existen marcadores de células dendríticas renales, que pueden ser obtenidos mediante la orina, hecho que facilita la estrategia de trabajo en personas. También, están generando colaboraciones para analizar qué tipo de daños genera esta enfermedad en el cerebro, en la falla renal crónica y los accidentes cardíacos y cerebro vascular.

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